¿Medio lleno o medio vacío?

El vaso valencianista es el objeto de discordia tras el partido de ayer. Los hay que se empeñan en verlo medio vacío. Hablan de que la terapia de Koeman no ha sido fructífera con el equipo. Incluso los hay que niegan que existiese esa enfermedad que el entrenador trata de curar.

El Atlético era un rival que, según los que ven el vaso medio vacío, nos iba a destrozar. Hemos perdido, es innegable, pero el Valencia salió del Calderón con esa rabia del que recibe un cachete inmerecido. El Valencia, con mi medio vaso lleno, le dio un baño de fútbol al muy buen equipo madrileño.

Quien no haya visto los últimos partidos, quien se guíe por la clasificación y por los comentarios de los periodistas en los medios, dudará de mi optimismo. Estará en su derecho de afiliarse a los que ven el vaso medio vacío pero que ahí no me busquen a mi. A mi me está gustando el equipo, me está gustando su coraje, me está gustando su control de los partidos y su empeño en torear una situación que como un toro malo no se deja torear. En mi opinión Koeman no estuvo acertado dejando a Zigic fuera del equipo inicial como tampoco me gusto el cambio de Mata tras el descanso. Sin embargo, la fuerza de este equipo, por primera vez en muchos años va mas allá de los nombres que formen el equipo y, falte quien falte, el equipo no se descompone ni en ataque ni en defensa. Los detalles incontrolables del fútbol como el arbitro o los fallos puntuales nos volvieron a castigar de nuevo con excesiva dureza.

Lamentablemente no son todo buenas noticias. La secretaría deportiva sigue a su ritmo lento y poco provechoso. Pese a que Banega dejó detalles de gran jugador, el central de jerarquía que no le dejaron fichar a Carboni en junio sigue sin llegar. El momento de Helguera hace mucho que pasó, Marchena se me antoja imprescindible en el medio centro defensivo y Albiol necesita urgentemente un compañero de baile que lo dirija.