Ser del Valencia es divertido

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¿Que sería de nosotros si fuéramos un club normal? Desde luego eso conllevaría otra pregunta, mucho mas difícil de contestar por cierto, y es ¿que es ser un club normal?

Un club normal es aquel que no cambia el proyecto deportivo cada año. Un club estable en sus números y que no pase de gastar 50 millones al año en fichajes a no poder abonar ni 5. Un club en el que Presidente, Director Deportivo y Entrenador, trabajan codo con codo año a año en consecución de los logros deportivos que la afición, siempre descontenta, desea.

Pero el Valencia no es así y claro, esto es mucho mas divertido. Si para hoy deseamos un entrenador joven y hambriento de títulos, tal vez mañana nos convenga mas un entrenador veteranísimo y con su copa repleta de ego. Si ayer pensamos en vender a los cracks, ahora ya los retenemos y les pagamos mucho mas.

El Valencia sigue siendo una montaña rusa y eso no es bueno para su rendimiento deportivo.

• Los jugadores deben saber que su jefe tiene su puesto de trabajo estable, que seguirá en el cargo muchos años mas que ellos (aunque después no sea así). Y eso es así porqué un buen entrenador tiene que dirigir su trabajo como si fuera a pasar la vida en el cargo. El entrenador debe sentirse moralmente respaldado a tomar aquellas decisiones difíciles que pueda conllevar su trabajo, porque lo fácil para un entrenador es vivir día a día y lo ideal es pensar año a año.
  

• Los clubes que se sienten a negociar con el Valencia tienen que saber que la operación no dependerá de un estado de ánimo sino de un estudio profesional y autorizado.
  

Reconozco que la llegada de Villalonga me da buenas sensaciones pero ha empezado derrapando. Quiero creer en sus capacidades de empresario y olvidar que como todos los empresarios acabará usando el club como un juguete. Quiero olvidar su afiliación madridista porque eso no debiera influir en un empresario. Y me preguntareis que tiene que ver que sea madridista con que sea un buen gestor. Nada, pero que difícil es encontrar un madridista que no se miré el ombligo, que recuerdo que fuera de las paredes del Bernabeu también se juega a fútbol, que sea consciente que hasta los aficionados del equipo mas pequeño están orgullosos de su escudo sin copas.