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El sábado estuve en Mestalla pero sin embargo no voy a hablar hoy del mejor partido del Valencia desde que Unai tomó las riendas. Tampoco hablaré de Albelda, quien estando a un nivel de aprobado, firmó su mejor partido esta temporada. No, quiero hablar de una imagen que se quedó en mi retina y que siempre que la observo llama poderosamente la atención.
Corría la segunda parte, el partido se estaba ganando y Leo Franco, portero del Atlético de Madrid, caminaba hacia la linea de banda a recoger un balón y ponerlo en juego. Algunos de los aficionados de esa zona, le insultaron e incluso uno, con actitudes violentas, de pie junto a la valla que ejerce de linde entre el terreno en el que se mueven los héroes y el emplazamiento del que ha comprado una entrada, le increpaba y le hacía gestos para que el guardameta fuese hacia él para tener una pelea.
Esta escena me resulta agridulce. Agria, porque me asombra la inculturalidad de un individuo que refugiado en la masa y en el sobrevalorado término de "aficionado", llegue a insultar a un completo desconocido que solo hace su trabajo. Dulce hasta hacerme sonreír cuando pienso en lo grotesco que es, que ese mismo individuo, en la desprotección de la calle, sería incapaz de buscar pelea con joven físicamente tan desarrollado como un deportista profesional.
Este acto, me parece un acto de cobardía y siendo esto ya de por sí bastante peyorativo, no llega sin embargo a los niveles de mezquindad basados en la falta de respeto al futbolista, a aquel que vistiendo una camiseta representa a una afición, a su sudor, a la afición contraria, al escudo que viste en su pecho... en resumen es una falta de respeto al fútbol mismo.
Y no, no estoy pidiendo una afición de guante blanco, esmoquin y pajarita. El aficionado tiene el derecho a gritar e incluso a mostrar su disconformidad en forma de insultos hacia el árbitro que perjudica al equipo local o hacia el jugador contrario que se emplea con excesiva dureza o anti-deportividad. Pero como dijo una vez Arsene Wenger:
"¿Por qué no tienen la obligación de respetarnos?, ¿sólo porque estamos en un campo de fútbol?. Casi nunca sucede nada porque se refugian en el anonimato de la masa. Quizá lo mejor sea grabarlos en DVD y enviárselo a sus familias. Me pueden decir que soy un inútil, lo acepto, pero no me pueden llamar 'puto bastardo'. Tengo bastante experiencia en esto"
Esta escena me resulta agridulce. Agria, porque me asombra la inculturalidad de un individuo que refugiado en la masa y en el sobrevalorado término de "aficionado", llegue a insultar a un completo desconocido que solo hace su trabajo. Dulce hasta hacerme sonreír cuando pienso en lo grotesco que es, que ese mismo individuo, en la desprotección de la calle, sería incapaz de buscar pelea con joven físicamente tan desarrollado como un deportista profesional.
Este acto, me parece un acto de cobardía y siendo esto ya de por sí bastante peyorativo, no llega sin embargo a los niveles de mezquindad basados en la falta de respeto al futbolista, a aquel que vistiendo una camiseta representa a una afición, a su sudor, a la afición contraria, al escudo que viste en su pecho... en resumen es una falta de respeto al fútbol mismo.
Y no, no estoy pidiendo una afición de guante blanco, esmoquin y pajarita. El aficionado tiene el derecho a gritar e incluso a mostrar su disconformidad en forma de insultos hacia el árbitro que perjudica al equipo local o hacia el jugador contrario que se emplea con excesiva dureza o anti-deportividad. Pero como dijo una vez Arsene Wenger:
"¿Por qué no tienen la obligación de respetarnos?, ¿sólo porque estamos en un campo de fútbol?. Casi nunca sucede nada porque se refugian en el anonimato de la masa. Quizá lo mejor sea grabarlos en DVD y enviárselo a sus familias. Me pueden decir que soy un inútil, lo acepto, pero no me pueden llamar 'puto bastardo'. Tengo bastante experiencia en esto"
5 comentarios:
Es que hya mucho gilipollas suelto por las gradas futboleras patrias.
Se escuchan verdaderas animaladas a pie de valla. Y a ver quién tiene huevos de decirle eso mismo en la cale a, pongamos por caso, Dani Alves o Adriano, o sin ir más lejos a Ballesteros. XD
Pasaros por aquí un día y tomaremos una cerveza y veremos la liga griega por la tele porque al campo no hay quien vaya. En Grecia hace años que estos energumenos y los más violentos aún se han apoderado de los campos, que antaño rebosaban de aficionados y que desde hace años apenas venden 1000-2000 entradas por partido.
Aquí hay una ley que prohibe a las aficiones ir a campos rivales y aún así, cada partido termina en una batalla campal, se pelean entre ellos, con la policía, atacan a los jugadores rivales... que quereis que os diga.
En próximo mes de marzo vendrá el Villareal a jugar contra el Panathinaikos, no se si al final me atreveré a ir al campo. Una lástima.
La generación de niños que está creciendo sin poder ver un partido de su equipo en directo...
¿A quien se le ocurre comportarse así en un cine, en un teatro, en un museo...?
Si pasa lo que pasa en los campos es porque lo permiten, y si no,prueba a quemar un escaparate o un simple contenedor de basura en el centro de tu ciudad... ¿por que pueden tirar bengalas o pegarle fuego a los asientos y lanzarlos desde lo alto de las gradas?
Yo os respondo: POR QUE SE LES PERMITE.
Todo viene porque la gente sigue creyendo que el fútbol es algo importante y su equipo algo trascendente.
En el fútbol hay una falta de humor preocupante.
Suele pasar que esos individuos aprovechan el futbol para descargar sus frustraciones familiares y laborales. Son pobres gentes...
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