Hace unos años miraba un partido en el bar de mi amigo Julio en Benimaclet. El cantó era un bar pequeño que daba pie a las conversaciones de barra con todo aquel cliente que estuviera allí. Aquel día las cámaras enfocaron a un "aficionado" ultra. Un señor que veía el partido dijo "si esto lo genera el fútbol, yo no quiero ser parte de ello". Yo le discutí su sentencia. No es el fútbol lo que genera esto, es la sociedad. Estos descerebrados no entienden de fútbol, ni de política y se agarran al tren que pasa con un billete que les de derecho a sentirse parte de algo. Los ultras son al fútbol lo que las pulgas a un perro de raza. No debieran estar, no las genera el perro, pero si las pulgas pueden se suben a su lomo y nos pican a sus dueños.
Todo esto viene a la agresión sufrida por manolo el del bombo en tierras madrileñas. Los que le apalearon, no representan al Real Madrid, ni a Madrid, ni a ninguna ideología. No son mas que pulgas que envilecen este deporte.
Un vez, en Mestalla, en un Valencia-Real Madrid, el acomodador se equivocó y nos sentó a mi hermano y a mi con la afición visitante. Estábamos sorprendidos porque habíamos comprado las entradas en una peña valencianista pero nos sentamos. En la grada había un gran hueco y alrededor gente con vestimentas del Madrid. Nos sentamos y un cuarto de hora después acompañados por la policía nacional, que ejercían de pastor entre tanto borrego, llegaron los ultrasur. La grada madridista empezó a aplaudirles. Detrás de mi un niño les aplaudió y su padre le reprendió con la siguiente frase: "No les aplaudas, mira, por culpa de ellos, tú y yo estamos aquí arriba y no podemos ver el fútbol como personas normales". Ese madridista era un amante del fútbol. Los otros... pulgas.
Todo esto viene a la agresión sufrida por manolo el del bombo en tierras madrileñas. Los que le apalearon, no representan al Real Madrid, ni a Madrid, ni a ninguna ideología. No son mas que pulgas que envilecen este deporte.
Un vez, en Mestalla, en un Valencia-Real Madrid, el acomodador se equivocó y nos sentó a mi hermano y a mi con la afición visitante. Estábamos sorprendidos porque habíamos comprado las entradas en una peña valencianista pero nos sentamos. En la grada había un gran hueco y alrededor gente con vestimentas del Madrid. Nos sentamos y un cuarto de hora después acompañados por la policía nacional, que ejercían de pastor entre tanto borrego, llegaron los ultrasur. La grada madridista empezó a aplaudirles. Detrás de mi un niño les aplaudió y su padre le reprendió con la siguiente frase: "No les aplaudas, mira, por culpa de ellos, tú y yo estamos aquí arriba y no podemos ver el fútbol como personas normales". Ese madridista era un amante del fútbol. Los otros... pulgas.
2 comentarios:
Nosotros ya tenemos bastante con soportar a los nuestros.
Ya no es sólo lo que hagan o dejen de hacer, sino el poder que llegan a lograr dentro de los clubs.
Saludos
Publicar un comentario