jueves, 18 de junio de 2009

El gran oficio de futbolista

"Yo te alabo, padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y se las has revelado a los sencillos"


Y así sea. A los niños se les ha reservado el conocimiento de la verdad y por ello tenemos que escucharles. Cuando un niño dice que de mayor quiere ser futbolista, debemos considerar esto como una opinión fetén, palabra del que sabe. Un futbolista es un trabajador, o eso decían cuando no cobraban las fichas. Cuando su rendimiento es bajo, inferior al que por su sueldo obliga, los jugadores de fútbol se aferran a su contrato para asegurar sus pecunias. Y estos casos pasan, de verdad, aunque a mi no me guste señalar.


Si su rendimiento es bueno, tanto como el contrato de que le une al club, el jugador, o su representante que hace las veces de poli malo, corre al club a pedir una mejora de contrato. Algún iluso se preguntaría ¿pero que acaso no le pagan por jugar bien?. Pues no, amigo iluso. Los contratos son para cuando juegan mal. Si el jugador cumple, si su rendimiento es bueno, el contrato queda desfasado y se tiene que mejorar.

Pero hay veces, que los equipos económicamente modestos, se ven obligados a vender al jugador que ha cumplido su contrato con rendimiento manifiesto. En ese caso, el club, pensará el ingenuo amigo mio, tiene la posibilidad de sacar el máximo beneficio de la inversión hecha tiempo atrás en un futbolista. Estas inversiones son complicadas. Sus beneficios dependen de muchos factores, entrenadores que no confían, que no saben sacar rendimiento, las lesiones, la vida privada de la inversión... sin embargo algunas salen bien y se puede sacar un buen pellizco por ellas. Pues no amigo ingenuo. El beneficio real de esa inversión dependerá en buena medida de la voluntad del futbolista. Como el contrato ha de arreglarse por aprobación unánime de las tres partes (club vendedor, club comprador y futbolista), la voluntad del futbolista es esencial.

Llegados a este punto, tan esencial es la del futbolista como la del club vendedor. Aunque nuestra situación económica sea penosa, debemos, tenemos la obligación como valencianistas de ser inflexibles y que el jugador termine allí donde mas se pague. Y si no, pues a disfrutar de Villa en el Valencia un año mas. El jugador en su sueldo notará la diferencia.

Y sí, como los niños, yo de mayor quiero ser futbolista profesional.


2 comentarios:

Juan Al dijo...

Diso salve a grandes e ilustres jugadores como Michel Salgado y Angulo :P:P:P

Julio-jagdo dijo...

Que razón tienes drakul.
Los representantes solo hacen que presionar para sacar tajada, y al final si el Valencia no quiere el jugador no se va.