lunes, 3 de noviembre de 2014

Disfrutando como un gorrino

He titulado la entrada con un título contundente. Quería hacerlo, me lo merezco. Vale, que sí, que hay que ser caballero en la victoria, que hay que tender la mano al derrotado en la batalla, pero estoy tan seguro de que si les pongo la mano cerca de la boca me la morderán que mejor cierro el puño derecho, lo levanto y grito "Amunt Valencia".

Todo este proceso de venta ha sido demasiado largo para el cuerpo, ya dolorido, del valencianista medio. Todos hemos sospechado de todos, no nos creíamos que al Valencia, por fin había llegado gente con ganas de crecer. Cansados de ser dóciles, cansados de la mediocridad, cansados de parecer un club en derribo, se ha hecho la luz. Mestalla está precioso, hoy el equipo está segundo, el secretario técnico trabaja como un poseso, la cantera funciona, el entrenador es adorado por las masas y el Presidente lidera este proyecto. Y yo disfruto.

Cuanto tiempo ha pasado diciendo que el Valencia merecía ser algo mas, que el Valencia era mucho mas grande que sus dirigentes, que el capitán del Valencia no podía refugiarse en presupuestos en la derrota, que no podía pedir a Etoo que no nos metiera mas. Cuanto tiempo recordando que Bankia no era la dueña del Valencia, cuanto tiempo diciendo que los dirigentes del equipo se servían del mismo, cuanto tiempo gritando al vacío que había periodistas deportivos en esta ciudad que defendían sus propios intereses y no los del Valencia. Hoy todo ha cambiado y yo gozo mucho.

Y hoy leo a esos periodistas que defendían al Valencia de Llorente (que no a nuestro Valencia) rabiar con cada victoria, con cada partido del gran Otamendi, con la llegada de Rodrigo o Andre Gomes ,billetera de Lim mediante. Joan Carles Martí, Pedro Morata, Fran Guaita, Garcia Candau, es decir, aquellos que decían que nuestros ojos nos engañaban y que el intrascendente Albelda había sido el mejor del partido, están hoy desacreditados. Y yo me lo paso bomba.

Hablando de Albelda. Se dio a conocer, entre aquellos que aun creían en su valencianismo de cuna, poniendo su cara a un fondo buitre, saliendo a los medios sin nada que decir, pidiendo tiempo para planificar la estrategia de traer a Albiol y Iago Aspas. Su imagen ha caído tan bajo para casi todos como cayó hace tiempo para los muchos que no nos tragamos aquella bobada de que denunció a Soler. Y yo, ahora sí, tras tanto tiempo, disfruto como un gorrino.


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