La soledad de Koeman.

Recuerdo que cuando las cosas se torcieron la pasada temporada, el denigrado Carboni que tanto mal hizo a Quique Sánchez Flores, mientras era director deportivo, sacó la cara por él. Lo defendió porque Quique era el entrenador del Valencia. No es que lo necesitara ya que Quique, animal mediático donde los haya, contó ya de por sí con el incondicional apoyo de algunos medios. Esos medios que ahora ven en aquellas virtudes de Quique, defectos del holandés. Esa parte de la prensa, incoherente, cobarde y oportunista no ha dado la mas mínima oportunidad a Koeman.

Además Quique contaba con el apoyo de los tres apartados (que no despedidos) Cañizares, Albelda y Angulo. El entrenador no debe permitir las camarillas en el vestuario. No debe amparar los grupos de poder porque ello a la larga dificultará la integración de jugadores nuevos, la asimilación de la disciplina interna, el control en sí del vestuario por el jefe del mismo. Sin embargo cuando vienen mal dadas el entrenador que ha sido suficientemente profesional para ser severo en su trabajo, se siente todavía mas aislado.

El estado de salud del Presidente, el prácticamente nulo protagonismo de un mal director deportivo y la ausencia de la figura de un hombre del consejo (¿quien iba a decirnos que echaríamos tanto de menos a Llorente?) han dejado a Koeman solo ante el peligro. Sí, Koeman erró gravemente en el planteamiento contra el Almería, pero el aprendizaje se encuentra desde el error. Vamos a darle tiempo, a esperar si aprende de sus errores o reincide en los mismos.